From the beginning of time, funeral rites have attempted to manage despair through a series of symbolic or magical proceedings to conceal, or at least ornament, the fatality of the end of being. In a succession of fixed long shots, with an almost geometrical progression, Jorge Tur Moltó determines to follow death. Or, rather, the everyday relation with death of a funeral home's staff. With an undaunted camera, he describes the stripped, light, orderly space where they parade a lifeless body with studied, mechanical movements. Actually, as its title intimates, the gaze molds every shot as if it were a locale where the limit between backstage and stage are blurred; as if the preparation process was theatrical enough to make representation really necessary. The unmoved distance structuring "The Last Performance" yields space so that everyday actions at the funeral home can represent various genres, such as the absurd, but never tragedy.

Depuis la nuit des temps, les rites funéraires sont une manière de gérer le désespoir à travers une série d’actes symboliques ou magiques pour oculter, ou, du moins, enjoliver, la fatalité de la fin de la vie. Par une succession de plans fixes d’ensemble, et avec une progression quasi géométrique, Jorge Tur Moltó se propose de suivre la Mort, ou bien, plus précisément, la relation quotidienne avec la Mort qu’entretiennent les employés des pompes funèbres. Et, avec une caméra impavide, il descrit le cadre dépouillé, lumineux, ordonné où l’on promène un corps sans vie, suivant des mouvements réglés et mécaniques. En réalité, comme le titre le laisse deviner, c’est le regard qui sculpte chaque plan comme s’il s’agissait d’un lieu où se confondent coulisses et scène, comme si la méthode de préparation avait en elle-même une théatralité suffisante rendant inutile toute représentation. En effet, la distance imperturbable respectée dans "La dernière" séance laisse le champ libre aux activités quotidiennes d’une pompe funèbre passant ainsi d’un registre à l’autre, comme par exemple l’absurde, mais jamais la tragédie.

Desde siempre, los ritos funerarios tratan de administrar la desesperación a través de una serie de procedimientos simbólicos o mágicos para ocultar, o por lo menos adornar, la fatalidad del fin de la vida. En una sucesión de planos generales fijos, con una progresión casi geométrica, Jorge Tur Moltó se propone seguir a la muerte. O, mejor dicho, a la relación con la muerte que tienen diariamente el grupo de empleados de una funeraria. Y con una cámara impávida describe el ámbito despojado, luminoso, ordenado donde pasean un cuerpo sin vida con movimientos pautados y mecánicos. En realidad, como su título lo adelanta, la mirada moldea cada plano como si se tratara de un lugar donde se confunden los límites de las bambalinas y el escenario, como si el proceso de preparación ya tuviese una teatralidad suficiente que hace innecesaria la representación. Porque la distancia imperturbable que sostiene "De función "deja el espacio para que las acciones cotidianas de una funeraria puedan representar varios géneros, como el absurdo, pero nunca la tragedia.

Diego Gustavo Trerotola

Mucho más frío es el punto de vista de De funció, de Jorge Tur, una mirada al día a día de una funeraria, en largos planos generales que resaltan lo mecánico y lo funcional del trabajo con cadáveres. El despojamiento, la ausencia de lo sentimental, contribuye a reforzar la sensación de asistir a la trastienda de una representación teatral: la vida, la muerte, lo real,como una gran puesta en escena.

Carlos Reviriego / Gonzalo de Pedro (Cahiers du Cinéma)